COMUNICACIÓN DEL ESPÍRITU DE LUÍS
Tomada del libro: LA CIENCIA ESPÍRITA,
de: Manuel Sanz Benito
QUERIDOS HERMANOS:
Los Espíritus que voluntariamente se prueban por justo
resarcimiento de sus faltas, se destierran á mundos inferiores de los que
proceden, y sufren, además de la nostalgia de la patria que abandonaron, el
peso de la cadena material, que les sujeta y les aprisiona temporalmente en un
cuerpo que les somete á los más crueles sufrimientos. En tal situación, apenas
si le queda tiempo al espíritu para ocuparse del perfeccionamiento intelectual,
necesario para conocerse, y trabajar en su mejoramiento.
Hay momentos, sin embargo, en que el espíritu recibe
impresiones dolorosas o agradables, y entonces, el sentimiento acumulado
durante otras existencias, y por las impresiones recibidas en la dolorosa vida
que la tierra facilita, se dilata y rebosa hasta inundar completamente toda el
alma y adormecer el cuerpo con los efluvios que brotan del corazón.
Entonces es cuando los recuerdos y las reminiscencias se dejan
sentir y llegan hasta vosotros inspiraciones desconocidas que os atraen hacia
esferas superiores, donde presentís que existe la realidad de la vida que ha de
satisfacer vuestros deseos y aspiraciones.
Estos sentimientos naturales, que pocos hombres pueden
experimentar sino en muy determinados momentos, constituyen en otros su
existencia normal, y bajo el prisma de los vagos recuerdos y de bullidoras
ilusiones se manifiestan todos sus actos y se deleita su inteligencia. A fuerza
de sentir, de pensar y de soñar, exteriorizan el sentimiento que frecuentemente
les embarga, y bajo múltiples formas representan las ideas sentidas ó soñadas,
uniendo al presente el infinito del pasado y el eterno porvenir.
A estos hombres se les llama artistas y tienen entre vosotros
un valor relativo al esparcimiento que producen en el ánimo,
al efecto recreativo que producen en los sentidos, y al sentimiento que en los
espíritus rudos y refractarios para las sensaciones puras, despiertan las
mágicas notas cantadas lloradas por el artista.
Pocos son los que pueden penetrar con el sentimiento é
iluminar con la razón: esas son obras que se sobreponen al común de los
conocimientos y expresan una belleza superior ä la que los indoctos pueden
sentir y conocer. Sin embargo, todo artista que con el pensamiento crea y con
el sentimiento embellece, sabe que no se pierden los raudales de su
inteligencia, ni de su entusiasmo: los abandona á la posteridad para que
perennemente merezcan y refresquen ä las inteligencias superiores que vienen a
la carne para sufrir, adormeciendo un pasado de más puras alegrías.
Y qué sería de estos espíritus, sumidos en los dolores
materiales y combatidos por las pasiones del cuerpo y los errores sociales, si
no existiesen esos monumentos que divinizan a la humanidad y atestiguan su
procedencia, indicando los derroteros por los que se avanza hacia la perfección
infinita! Por eso se ha reconocido en las obras de arte, no solamente la
síntesis de los conocimientos y la más alta expresión de la belleza real que
los hombres pueden sentir, sino también la voz de los siglos que canta ä las
humanidades la historia de sus dolores y de sus triunfos...
Para vosotros, es también el arte, como expresión suprema del
sentimiento y síntesis de la perfección en la tierra, la más sublime
manifestación del espíritu, mediante la cual puede elevarse y cernerse en los
espacios y sentir más dulces armonías, más brillantes soles, y luces de más
variados matices.
Allí, sobreponiéndose a los atractivos materiales, siente
espiritualmente la inspiración de espíritus queridos que antes se conocieron y
se amaron.
Yo os digo que el sentimiento artístico, revelando perfección
moral, es la forma representativa del progreso y el estado en que el espíritu
puede más fácilmente comunicarse con los espíritus desencarnados. Por eso se ha
creído siempre que el artista recibe inspiración de seres superiores. Antes se
dio forma de beldades aéreas a la representación mítica de las ninfas que
respectivamente presidían las fiestas en honor de las artes, é inspiraban ä los
hombres los más sublimes pensamientos; ahora se desdeñan aquellas creencias, y
sin imágenes y sin creyentes hay, sin embargo, inspirados poetas, admirables
músicos y notables pintores. Es que no son las creencias las que forman el
sentimiento artístico; es el trabajo, que labrando nuestro progreso, nos
depura, nos purifica y perfecciona, y el estado de perfección relativa nos da
la medida del sentimiento.
Hay muchos espíritus que son grandes artistas porque sienten, y
este sentimiento que se condensa y se evapora en el corazón, sin dar forma y
representación al pensamiento que engendra, llega ä otras regiones, trasciende a
otros espíritus que pueden sentir y apreciar estas formas Intimas del
sentimiento y ellos se encargan más tarde de revelar a los hombres el resultado
de estos trabajos que parecían ocultos.
¡Qué debe importarnos la forma, el lugar y el tiempo en que
nuestros actos tengan resonancia y produzcan efecto! Acaso esas corrientes
ocultas que relacionan universalmente todas las inteligencias no producen más
actividad, más armonía y más belleza que los actos que se revelan a los sentidos
corporales?
De estas formas en que el pensamiento se transmite y los actos
se reflejan nos ocupamos actualmente, y creo no haber perdido el tiempo
aprovechando la ocasión propicia de vuestra agradable reunión para unirnos con
vosotros bajo esta forma hermosa del sentimiento, que al fin será la que nos
identifique por toda una eternidad.
Es la manifestación del sentimiento, la aspiración que le
anima y le alienta, la más fácil, la más bella y la más apreciada forma de
comunicación entre el mundo carnal y las vidas extra-carnales. Este estudio que
nos ocupa nos dará explicación sencilla y natural de multitud de fenómenos de
comunicación que registran los anales de la historia, y otros muchos que
actualmente y en el porvenir han de producirse.
Pero no creáis que la comunicación más delicada y más intensa
se produce mediante la inmediata relación de los espíritus: esta manera de
comunicarse es torpe, limitada y confusa. ¡Como que los hombres de la tierra
entre sí, después de tantos siglos, no han aprendido a comunicarse de una
manera directa, clara! Y si de algún modo la comunicación entre ellos llega a
conmover y a dilatarse con alguna intensidad y amplitud, es por el arte que
frecuentemente une las ideas y los sentimientos para un fin noble y levantado.
Desde aquí, observando tranquilamente, y con la delicadeza que
nos permiten nuestros medios de sensación, sentimos constantemente el confuso
rumor de notas groseras y discordantes que los hombres exhalan en medio de la
baraúnda de ideas, de afectos y de intereses que les mueve y les inquieta.
Todos esos rumores se pierden en las capas de la atmósfera, produciendo en las
primeras confusos y desacordes sonidos, y en las últimas, el último movimiento
de la onda que se amortigua.
De cuando en cuando, rasgan los espacios y se pierden en las
atmósferas de otros mundos, ayees del Espíritu y sonrisas del corazón que
conmueven las ondas más tenues del éter, avisando a los habitantes del espacio
que dos suspiros se cruzan de mundo a mundo para sentirse y comunicarse,
confundiendo en este beso interastral de dos almas un mismo pensamiento, acaso
un mismo deseo y siempre un amor puro que en todas partes y desde todos puntos
acerca a los seres y transmite las más delicadas sensaciones.
Del mismo modo que en la oscura noche las estrellas del
firmamento reverberan sus rayos en los átomos líquidos que ruedan suspendidos
en la atmósfera terrestre; del mismo modo que vosotros contempláis absortos
esos fingidos resplandores, y sentís más fácilmente la inspiración que estos
rayos os transmiten; del mismo modo también llegan a nosotros los reflejos de
las almas puras que en momentos de expansión que la carne les permite,
dilatándose, reverberan los átomos espirituales que llenan los espacios,
llevando sus sentimientos y llevándose el aroma de su amor que en forma de
inspiración, conmueve y embarga sus sentidos.
Adiós.