ABRIENDO NUEVAS PUERTAS
POR ©GIUSEPPE ISGRÓ C.
La generosidad mantiene el flujo cósmico de la provisión que debe ser administrada con extrema sabiduría, ya que, la naturaleza da en justa medida, por cuanto, todo exceso en un área crearía un déficit en otra.
Jamás temas vaciarte; toda fuerza vaciante, al retrotraerse, atrae nuevas y más cosas de las requeridas en ese momento.
Dando y recibiendo fluye la circulación de bienes y servicios cósmicos que, se mantiene viva cuando circula.
Algunas veces, las únicas puertas que se abren son aquellas mediante las cuales hay que compensar las circunstancias kármicas de las cuales la persona pueda ser deudora, -o acreedora-, hay que pagar –o cobrar-; a ambas cosas, la vida, con sabiduría, y respetando el libre albedrío, conduce, abriendo y cerrando las puertas adecuadas.
Cada puerta que se abre es la más conveniente, pero, la vida, a veces, por la aplicación de la Ley de la Justicia Divina, ejerce fuerzas de bloqueo, coaccionando, adecuadamente, cuya única alternativa es la respectiva compensación, lo cual ocurre cuando el saldo existencial es negativo; hay que pagarlo para recuperar la propia independencia: mientras tanto, en base a la suma existencial, lo va ubicando, a cada uno/a, en aquellas posiciones –de acuerdo al orden cósmico- en que mejor puede cumplir sus compromisos.
Son las fuerzas de reubicación que cierran las puertas “anheladas”, pero que, mientras se deban compensar situaciones, hay que recorrer el camino que señalan las puertas del deber, de los propios compromisos, que, afortunadamente, dejándose guiar por esa “voluntad divina” que rige la justicia universal, cada persona va conquistando determinados grados de auto-liberación y libertad para asumir los nuevos e infinitos retos de las puertas cósmicas de la evolución, en el eterno presente; el aquí y ahora.
En la gran madeja existencial, cada persona es deudora, y a la vez, acreedora, en múltiples combinaciones de reciprocidad, por lo cual el mecanismo cósmico –es decir, la justicia divina, la ley de compensación, el amor, el crédito universal, etcétera-, siempre genera nuevas vías mediante las cuales se pueda recibir la provisión.
Existen muchas personas que, por esas interrelaciones de sumas existenciales, por el karma de compensar situaciones, la vida los va llevando a situaciones que, cuando más se requiera asistencia cósmica, de donde menos se espera, se abre la puerta: la que trae la provisión necesaria.
Este mecanismo compensatorio genera los recursos por un entrecruzamiento de compensaciones, por ejemplo: A debe a B; B debe a C, la vida permite, en un momento dado, que A pague a C con cargo de B, equilibrando las compensaciones recíprocas.
Esta compensación puede llevarse a cabo de miles de formas entrelazadas con efectos sorprendentes.
Pero, por las compensaciones kármicas, por el salario cósmico o por el crédito universal, cada persona recibe, oportunamente, la provisión necesaria y suficiente, a cada situación, la cual siempre debe ser administrada con sabiduría.
-Dios es maravilloso-, suele exclamarse cuando se contempla la bondad divina de este mecanismo cósmico. –Dios ayuda-, dicen otros.
Abre tu espíritu al amor y a la confianza en las bondades de la vida. Enfrenta tu propia realidad con ánimo contento, haciendo todo lo que debes y espera siempre lo mejor; lo demás viene por añadidura, en el grado correspondiente.
Lógicamente, la puerta que se abre puede obedecer a múltiples causas, pero siempre, por una u otra razón, cuando una puerta se cierra, en el mismo instante, se abre otra. ¿Un amor termina? Se queda libre para que llegue otro, probablemente el más conveniente en ese momento.
Pero, lamentar el pasado impediría las bondades del presente.
-¿Una negociación dejó de realizarse?- Olvídala; busca y encuentra la nueva que está esperándote.
Para aprovechar las oportunidades que están por llegar hay que soltar las irrealizables.
De igual manera, si tienes que cerrar la puerta –oportunidad- a alguien, es decir, deseas no hacer ciertos tratos comerciales o descontinuar otros, habla con sinceridad a la otra parte, para evitarle falsas expectativas; hay que hablar con la verdad, por cuanto, en algún grado, se es responsable de las esperanzas que sin fundamento se alimentan; al declarársele a la parte interesada que cierta puerta permanecerá cerrada, comenzará a buscar la que realmente está abierta, esperándole.
Mediante la promesa –de servicio, de asunción de las propias responsabilidades, del logro o realización de un objetivo- abre la puerta adecuada por la cual fluye el poder suficiente para alcanzar todas las metas, una a una, oportunamente.
Pero, dale a la vida lo mejor de tus esfuerzos, buena voluntad, trabajo creativo y estudio constante.
Aprovecha, cada día, tu oportunidad, mediante el servicio efectivo, con trato justo y ánimo contento.
Sé tolerante, paciente y persistente. Hagamos del planeta el mundo anhelado por todos: el reino del amor, la justicia, la armonía, la fraternidad, el progreso, el bienestar, la abundancia y la felicidad.
Adelante.
Excelente!
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