REENCARNACIÓN
ILIMITADA
©Giuseppe
Isgró C.
Cuando se menciona el hecho de
que, los Espíritus, habiendo alcanzado un determinado grado de pureza, y
perfección evolutiva, ya no están obligados a reencarnar, debe entenderse que
ya no están obligados a reencarnarse con fines de expiar, compensando, deudas
kármicas de existencias pasadas.
Es decir, que se han liberado
de compromisos que les hacía necesario reencarnar a tales efectos a los fines
de compensar, cancelando sus respectivas deudas. Habiendo quedado libres de
tales deudas, los Espíritus no se encuentran obligados a hacerlo con tales
finalidades kármicas, adquieren una autonomía que trasciende toda obligación
con otros seres.
Empero, este grado de autonomía y de libertad
no implica que ya jamás deban volver a reencarnar. Esto es preciso descartarlo
absolutamente. Existen otras condiciones que obligan a los Espíritus a
reencarnarse, como son:
I. El progreso eterno e infinito, en el cual el
Espíritu elabora su propio plan de desarrollo, mediante el cual coopera en la
realización de la Gran Obra cósmica.
II. El plan de estudio existente en cada mundo,
al cual, cada Espíritu se encuentra adscrito, en un momento dado, por propia
elección, o por el grado evolutivo alcanzado, que le ubica, automáticamente, en
un determinado grupo, ejerciendo, siempre, su libre albedrío, o facultad de
autonomía.
III. Por misión autoimpuesta, de cooperar con
humanidades que precisan de un instructor en el nivel alcanzado por determinado
Espíritu.
IV. Por misión asignada por los Regidores
Cósmicos, en un determinado mundo, y libremente aceptada por el Espíritu en
particular.
V. Cualquier otra condición en que, los
Espíritus, por la ley de la solidaridad, se encuentran obligados, moralmente,
por la propia conciencia, a cooperar con las humanidades que lo precisan, lo
cual, no deja de ser, al mismo tiempo, una oportunidad de crecimiento
espiritual, ya que, tales misiones, les facultan para poner en práctica, sus
conocimientos, experiencias y visión de desarrollo alcanzado.
VI. Esto nos permite ver que, a partir de cierto
grado evolutivo, el Espíritu queda en libertad de cooperar por libre elección
en la parte de la Gran Obra que mejor se adapte a su experiencia y
conocimiento, optimizando su vocación de servicio y aptitudes.
VII. Por otra parte, el Espíritu va percibiendo
áreas determinadas en las cuales precisa fortalecerse, y desarrollarse, en un
mejor nivel, por lo cual, elige existencias físicas, a tales efectos, por
propia iniciativa, ya que el afán evolutivo es incesante en la propia
conciencia. Tomemos en cuenta de que, en la dimensión espiritual, los
Espíritus, bajo la dirección de los respectivos guías, visitan los mundos más
avanzados que implican los siguientes grados de desarrollo en su escala
evolutiva. De lo que allí observan, eligen libremente, aquellas áreas por las
cuales se sienten identificados. Las unas para optimizar sus facultades y
aptitudes desarrolladas. Las otras, para desarrollar las que lo precisan.
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