8. LEY DEL PROGRESO
DE: EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
Una obra cumbre del pensamiento universal
Publicado el 18 de abril de 1857.
Autor: ALLAN KARDEC
Versión castellana: Giuseppe Isgró C.
ESTADO DE NATURALEZA
- –El estado de naturaleza y la ley natural significan lo mismo?
-“No; el estado de naturaleza es el estado primitivo, con el cual es incompatible la civilización, mientras que la ley natural contribuye al progreso de la humanidad”-.
El estado de naturaleza constituye la infancia de la humanidad, el punto de partida de su desarrollo intelectual y moral. El ser humano, siendo perfectible y llevando en sí la semilla de su mejoramiento, no está destinado a vivir perpetuamente en el estado de naturaleza, es decir en una perenne infancia: el estado de naturaleza es transitorio, y el ser humano sale del mismo por medio del progreso y de la civilización. La ley natural, en cambio, rige a la humanidad entera, y el ser humano va mejorando en la medida en que comprende mejor estas leyes naturales y las practica con mayor eficacia.
- –Dado que, en el estado de naturaleza, el ser humano experimenta menor cantidad, y no tiene todas las tribulaciones que se crea con el progreso, tendrían razón, por esto, quienes consideran a esta característica como la que aporta la más perfecta felicidad sobre la tierra?
-“Si se refieren a la felicidad del bruto, sí; muchos, todavía, precisan trascender este nivel evolutivo! También los niños son más felices que los adultos”-.
- –El ser humano puede retroceder hasta el estado de naturaleza?
-“No, por cuanto debe progresar incesantemente. Si él, en contra de la voluntad de Dios, pudiese regresar al estado de infancia, sería destruida la ley del progreso”-.
CAMINO DEL PROGRESO
- –El ser humano posee en sí la fuerza progresiva, o el progreso es el producto de una enseñanza?
-“El ser humano se desenvuelve, naturalmente, por sí mismo; pero no todos progresan en igual grado, en un determinado período de tiempo”-.
- –El progreso moral sigue, siempre, al intelectual?
-“Constituye el resultado; pero no siempre resulta así en forma inmediata”-.
-Cómo puede el progreso intelectual conducir al progreso moral?
-“Haciendo comprender el bien y el mal: entonces, el ser humano puede elegir conscientemente. El desarrollo del libre albedrío sigue el de la inteligencia, e incrementa la responsabilidad de los propios actos”-. (Ver Nº 192 y 365).
-Cómo se entiende, entonces, que los pueblos más ilustrados son, frecuentemente, los más corruptos?
-“El progreso armónico es la meta; pero, los pueblos, al igual que los individuos, no lo alcanzan sino paso a paso: hasta que en ellos no se haya desarrollado en grado suficiente el sentido moral, podrían, también, valerse de su propia inteligencia para hacer el mal. La moral y la inteligencia son dos fuerzas que se equilibran sólo con el tiempo”-. (Ver Nº 375 y 751).
- –Puede, el ser humano, detener su marcha en el camino del progreso?
-“No; pero, en algunas ocasiones la puede retardar”-.
-Qué se debe pensar de quienes intentan parar la marcha en el camino del progreso, y de hacer retroceder a la humanidad?
-“Son seres que precisan adquirir el buen sentido, a quienes Dios dará oportuna lección. Serán arrastrados por el torrente al cual desean poner una barrera”-.
Por cuanto el progreso es una condición de la naturaleza humana, nadie se le puede resistir. Es una fuerza viva que las leyes inadecuadas podrían retardar, y que, cuando éstas les son incompatibles, las supera, arrastrando con ellas a todos quienes buscan de mantenerlas. Y será así hasta tanto que el ser humano ponga sus leyes en armonía con la justicia divina, la cual busca el bien para todos, y no leyes promulgada por el que sustenta el poder en perjuicio del resto de la sociedad.
Comentario exegético de GIC: Aquí se denota la agudeza jurídico-pedagógica y la visión espiritual de Allan Kardec, tanto en las dos preguntas escalonadas, buscando las respuestas a una realidad histórica que él percibe en torno a la manipulación del progreso por los diversos grupos de poder que a lo largo de la historia han buscado de mantener a las respectivas sociedades de su tiempo en la ignorancia, manipulándolas por medio de legislaciones que han dejado de corresponder con la ley del progreso humano y el resto de los valores universales, que rigen la justicia divina.
La segunda pregunta es genial y allí reside la excelencia de EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS, por cuanto Allan Kardec, en su profunda visión de la vida, al anteponer cuestiones precisas, previamente meditadas, está orientando las respuestas adecuadas a un objetivo pedagógico ya previsto. Tanto mérito tienen las preguntas como las respuestas. Podría decirse que, al anteponer la pregunta, ya Allan Kardec intuye cual es la respuesta correcta, o ya la sabe, pero deja que sean los Espíritus interlocutores que la aporten. Esto se deduce, claramente, cuando observamos la lucidez con que Kardec comenta las diferentes respuestas, cuando su propia experiencia puede aportar una explicación adicional al caso que así lo amerite.
Es posible observar, también, como, por medio de estas preguntas, se refleja el nivel de la cultura universal de Allan Kardec, y el cultivo de su intelecto en todos los ámbitos del conocimiento humano.
La segunda respuesta, presenta una excelente comparación entre el progreso y el torrente; éste, contrariamente al río que mantiene su flujo constante, en alguna ocasiones la fuerza de su corriente, en las estaciones estivas, puede menguar, como consecuencia del ciclo de actividad-pasividad de la naturaleza. Durante el verano el flujo de la corriente del agua disminuye hasta quedar un pequeño riachuelo; pero, en el invierno, con las nuevas precipitaciones, la fuerza de las nuevas corrientes, limpiarán el camino de todo obstáculo que trate de frenar el flujo de las aguas. De análoga manera ocurre en el camino del progreso, en los avances cíclicos de la humanidad.
Los regidores de la vida, paralelamente que van emergiendo grupos de poder que intentan frenar el progreso humano, con antelación, y a tiempo, envían a los líderes adecuados, y a la gente que habrá de secundarle, para llevar a cabo las transformaciones sociales en armonía con el progreso y los demás valores universales, de acuerdo con los planes que rigen el desarrollo del planeta de turno. Forma parte de la ley de acción-reacción. Toda acción tiene en sí misma su propia reacción implícita, para mantener el equilibrio en la naturaleza y en la sociedad, respectivamente.
- –No existen seres humanos que, de buena fe, obstaculizan el progreso creyendo de favorecerlo, debido a que lo ven a su manera, y con frecuencia donde, realmente, no se encuentra?
-“Son pequeñas piedras antepuestas debajo de las ruedas del vehículo del progreso que no le impiden, en absoluto, de avanzar”-.
- –El perfeccionamiento de la humanidad se efectúa, siempre, en forma lenta y progresiva?
-“Sí, es el progreso regular que resulta de la fuerza de las cosas; pero cuando un determinado pueblo se retarda más de lo debido, Dios le inspira una fuerza física y moral, que lo transforma”-.
El ser humano no puede quedar siempre en la ignorancia, por cuanto debe alcanzar la meta que le asignó la Providencia. Él se instruye por la fuerza de las cosas. Las transformaciones morales como las sociales, se infiltran en las ideas, van abriendo camino por largos siglos, y luego, de repente, derrumban el obsoleto edificio del pasado que ha dejado de responder a las nuevas necesidades y aspiraciones.
El ser humano común, la mayoría de las veces solamente es capaz de ver, en estas transformaciones sociales, el momentáneo desorden, y la confusión inherente, que afectan sus intereses materiales; empero, quien eleve su pensamiento por encima de los intereses personales, admira los designios de la Providencia, que del mal hace salir el bien. Son la tempestad y el huracán que purifican la atmósfera después de haberla agitado.
- –El ser humano precisa mejorar considerablemente, aún; desde el aspecto moral, no parece, más bien, que está retrocediendo en vez de progresar?
–“La verdad es diferente. Observad bien el conjunto y veréis que él progresa, porque comprende siempre mejor lo que requiere cambios hacia el bien, y cada día corrige algunos abusos. Se requiere el exceso del mal para hacer conocer la necesidad del bien y de las reformas”-.
- –Cuál es el más grande obstáculo al progreso?
-“El orgullo y el egoísmo, si entendéis hablar del progreso moral, por cuanto el progreso intelectual camina paralelamente con el desenvolvimiento de esas dos cualidades. En primera instancia, parecería que les otorga un incremento considerable en su actividad, fomentando la ambición y el amor a las riquezas, que, a su vez, estimulan al ser humano a la búsqueda que le clarifica el Espíritu. De esta manera, todo desemboca tanto en el mundo moral como en el físico, y del mal mismo puede derivarse el bien. Empero, un tal estado de cosas precisa su tiempo, y cambiará en la medida en que el ser humano comprenda mejor que, por encima de las alegrías terrestres, hay una felicidad infinitamente superior y más perdurable”-. (Ver “Egoísmo”, Cap. 12).
Existen dos especies de progreso que se brindan apoyo recíproco, por lo cual no caminan afrontados: el intelectual y el moral. En los pueblos civilizados, el primero goza, en nuestros días, de todos los deseables estímulos, y, por lo tanto, ha alcanzado un gran desarrollo. Por el otro lado, el segundo se ha quedado rezagado; no obstante, si se comparan las costumbres sociales de la actualidad con las de hace pocos siglos atrás, se ve fácilmente el progreso. Por qué, por lo tanto, el camino progresivo que no se atrasa por el lado intelectual habría de hacerlo por el moral? Por qué, entre los siglos décimo noveno y el vigésimo cuarto no habría de haber tanta diferencia cuanta hubo entre los siglos décimo cuarto y el décimo noveno? Dudar de esto sería lo mismo que afirmar que la humanidad haya llegado al máximo de su perfección, lo que sería absurdo, o que ella no sea moralmente perfectible, lo que es desmentido por la experiencia.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIG: En este análisis efectuado por el maestro Kardec, donde destaca el progreso efectuado entre los siglos XIV y el XIX, proyectando lo que habrá de ser alcanzado en igual período de tiempo, en el futuro, denota la profunda visión y la agudeza histórica que poseía, ya que, a partir del siglo XIV, emergerá en Florencia, Italia, el Humanismo, con Petrarca, Boccaccio y Dante, en el ámbito literario, filológico y filosófico-espiritual, y con Giotto y Cimabue, en el artístico, que va a desembocar, en segundas instancias, en el humanismo europeo. Este importante movimiento, permite, con el incremento del poder adquisitivo de los artesanos y con una mayor libertad de pensamiento, volver la mirada a la cultura clásica griega y latina, que se había olvidado durante la edad media, estudiando, nuevamente, a Homero, Pitágoras, Herodoto, Sócrates, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Séneca, Cicerón, Plutarco, Plotino y unos pocos más. El humanismo, estimulará, paralelamente, el interés en otras áreas de estudios, en el ámbito científico e industrial, que desembocará, en los siglos XV y XVI en el Renacimiento italiano, en primeras instancias, y europeo, acto seguido. Estos dos movimientos, pese al recrudecer de la inquisición a partir de finales del siglo XV hasta mediados del XIX, continúo aportando importantes desarrollos en todos los ámbitos de la vida humana, alcanzando su máximo esplendor en el siglo XIX, con el movimiento del existencialismo, entre otros muy importantes, y por el movimiento Espirita, en mayor grado, aún, entre cuyos aportes por la constelación de grandes personajes de todos los ámbitos de la ciencia y bagaje intelectual, que en su mayor parte se involucran en la investigación Espirita, destaca la Codificación del maestro de Lyon, Allan Kardec, que retoma el hilo histórico de una inmensa cantidad de temas que yacían desde mucho tiempo olvidados en el mundo occidental, como la reencarnación, la interrelación entre la dimensión espiritual y la física, la extensa gama de facultades espirituales, el conocimiento de Dios libre del lastre que naciera en el primer concilio de Nicea, en el año 325 d.n.e., la justicia divina, vinculada con los valores universales, o axiología, y una perspectiva universal de la vida más realista que habrá de desembocar en el siglo XX con el inmenso progreso en todos los ámbitos de la ciencia, filosofía, artes, tecnología y otras áreas de la actividad humana.
PUEBLOS QUE PRECISAN REGENERARSE
- –La historia nos muestra como muchos pueblos, después de las sacudidas que les han hecho decaer de su posición privilegiada, han vuelto a un estado de barbarie. Dónde reside el progreso, en estos casos?
-“Cuando vuestra casa amenaza con derrumbarse, vosotros la demoléis para reconstruirla más sólida y más cómoda; empero, mientras tanto no esté reconstruida, habitáis en un ambiente de transitorio estado. Pero, podría darse otro caso, el cual es este: Vosotros os encontrabais en una situación económica menos favorable que la de ahora, y habitabais en una vivienda de humilde aspecto; al enriqueceros, la dejáis para ir a habitar una acorde a vuestra nueva condición social. Entonces, otros, en condiciones aún inferiores a las que os encontrabais, van a ocupar vuestro lugar en aquella humilde vivienda, quienes se muestran muy contentos por esto, ya que antes no tenían techo. Nos hemos explicado? Por lo cual, los Espíritus encarnados en aquellos pueblos degenerados no son los mismos que lo componían al tiempo de su esplendor: éstos, que eran progresados, han pasados a lugares mejores, mientras que los demás, menos avanzados, han ocupado su lugar, que luego, a su vez, abandonarán de la misma manera.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Aquí reside uno de los grandes secretos para comprender el esplendor y las caídas de las grandes civilizaciones, como la sumeria, la egipcia, la mesopotámica, la griega, la latina, la árabe, entre otras. Con la decadencia de una civilización, por ejemplo, la griega, emergió, acto seguido, la latina, en Roma; con la decadencia de la árabe, emergió, seguidamente, el Renacimiento, y así ad infinitum. Esta realidad permite comprender los grandes enigmas de la historia. En este sentido, al igual que en todos los ámbitos de la realidad universal, EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS, para quien lo estudie detenidamente, aportará las claves esenciales para interpretar virtualmente todos los aspectos que precisan ser clarificados en el planeta tierra y en otras dimensiones universales. Esta es la razón por la que ratificamos que, en nuestra opinión, esta es una de las obras más importantes de todos los tiempos, a nivel mundial.
- –No existen grupos étnicos que por su naturaleza sean rebeldes al progreso?
-“Sí, pero esos, a diario, salen de escena, desencarnando”-.
-Cuál será el destino de los Espíritus que, en la actualidad, animan este grupo étnico?
-“Alcanzaran, como todos, la perfección, pasando por otras existencias. Dios les ofrece la misma oportunidad a todos”-.
-Entonces, los seres humanos más civilizados pudieron haber sido, en algún momento, salvajes y antropófagos?
-“Vosotros mismos fuisteis tales, más de una vez, antes de ser lo que ahora sois”-.
- –Los pueblos son seres colectivos, los cuales, al igual que los individuos, pasan por la infancia, la virilidad y la decadencia. Esta verdad demostrada por la historia, no hace suponer que los pueblos más florecientes de este siglo tendrán, también ellos, su propio período de decadencia y desaparecerán como los de la antigüedad?
-“Los pueblos que viven centrados, únicamente, en la vida del cuerpo, cuya grandeza no se funda más que en la fuerza y en la extensión del territorio que ocupan, nacen, crecen y desaparecen, por cuanto el vigor de un pueblo se consuma como el de un ser humano: de la misma manera desaparecen, también, aquellos cuyas leyes egoístas pugnan con el progreso de la luz y de la bondad, por cuanto la luz evacua la oscuridad, y la bondad sustituye el egoísmo. Pero, también, para los pueblos, al igual que para los individuos, existe la vida del Espíritu: aquellos cuyas leyes armonizan con las eternas del Creador, vivirán y serán el faro de los otros pueblos”-.
- –El progreso reunirá, en algún momento, a todos los pueblos de la tierra en una sola nación?
-“No: en una sola nación es imposible, porque de la diversidad de los climas nacen costumbres y necesidades diferentes, que constituyen la nacionalidad, por lo cual, siempre será necesario que existan leyes apropiadas a las necesidades y costumbres. Pero la bondad no conoce latitudes, y no hace distinciones de colores: cuando la ley de Dios sea, en todas partes, la base de las leyes humanas, los pueblos practicarán, entre ellos, la bondad al igual que un ser humano hacia otro, y entonces podrán vivir felices y en paz, por cuanto nadie buscará de perjudicar a su vecino, ni de vivir a sus expensas”-.
La humanidad se desarrolla mediante el progreso de sus individuos, que poco a poco mejoran y se iluminan, hasta que llegan a prevalecer en número y alcanzan óptimos niveles humanos, sirviendo de guía a los demás. De tiempo en tiempo, surgen entre ellos seres de genio que dan el impulso a los demás que, por voluntad de Dios, llegan al poder, en cuyas funciones les hacen progresar, en poco tiempo, a pasos agigantados.
El progreso de los pueblos rinde más evidente, aún, la justicia de la reencarnación. Los seres humanos rectos hacen loables esfuerzos para impulsar hacia adelante, moral e intelectualmente, a una nación, la cual, transformada, será más feliz en esta dimensión como en la otra: ahora bien, mientras dura su lento camino a través de los siglos, miles de personas desencarnan todos los días. Entonces, cuál es la suerte de aquellos que sucumben en el trayecto? Su relativa inferioridad, en progreso, le priva, quizá, de la felicidad reservada a los seres humanos que alcanzan la meta? O, su felicidad es relativa? La justicia divina no podría consagrar tal iniquidad. Por medio de la pluralidad de existencias, todos tienen derecho a la felicidad, por cuanto el beneficio del progreso no le es negado a nadie: quienes vivieron en el tiempo de la barbarie pueden regresar en el de la civilización, en el mismo pueblo, o en otro, y de esta manera aprovechan todos del camino ascendente.
Pero, el sistema de una única existencia presenta otra particularidad. De acuerdo con ella, el Espíritu sería creado en el momento del nacimiento: por lo cual, un ser humano, en este caso, es más avanzado que otro porque Dios le creó un Espíritu más avanzado. Por qué este favor? Cuál mérito tiene él que no ha vivido más que el otro, y con frecuencia, aún menos, para ser dotado de un Espíritu superior? Pero, hay aún más. Una nación pasa en un milenio de la barbarie a la civilización, Si los seres humanos vivieron mil años, se comprendería que en aquel intervalo tuviesen el tiempo para progresar; pero, cada día desencarnan personas de todas las edades, y se renuevan sin tregua, de modo que cada día se ven a unos aparecer y otros desaparecer. Al término de los mil años Al término de los mil años no existen más trazos de los antiguos habitantes; pero, la nación, de bárbara pasó a civilizarse: ahora bien, quién ha progresado? Los bárbaros de una vez? No, porque, si sus Espíritus son creados en el momento del nacimiento, coexistían al tiempo de la barbarie. Entonces? Entonces habría que concluir que los esfuerzos por civilizar un pueblo tienen la potencia no, ya, de mejorar los Espíritus imperfectos, sino de obligar a Dios de crear Espíritus más perfectos!
Confrontemos ahora esta teoría del progreso con la que han dado los Espíritus. Los Espíritus encarnados al tiempo de la civilización tuvieron su infancia al igual que todos, pero han vivido ya y se encuentran avanzados por un progreso precedente: son atraídos por un ambiente que les es simpático y en armonía con su estado presente. De modo que los esfuerzos por civilizar un determinado pueblo no precisan que Dios cree Espíritus más perfectos, sino, más bien, atraen a los que ya han progresado, bien sea que ya hayan formado parte de aquel mismo pueblo al tiempo de su barbarie, o que hayan venido de otra parte. Aquí reside la clave del progreso de la entera humanidad. Cuando todos los pueblos se encuentren en el mismo grado en cuanto al sentimiento del bien, la tierra será habitada solamente por Espíritus buenos, que vivirán en una unión fraterna, y los inferiores, encontrándose rechazados y desplazados, irán a crear en los mundos más bajos el ambiente que le conviene a ellos, hasta que sean dignos de encarnarse en nuestro mundo transformado.
La teoría vulgar tiene, por otra parte, esta consecuencia: que las obras de mejoramiento social sirven, únicamente, a las generaciones presentes y a las futuras, mientras que son de ningún valor para las pasadas, que tuvieron la culpa de venir muy temprano, y quedaron, por necesidad de fuerza mayor, cargados de sus propios actos de barbarie. En cambio, según la Doctrina de los Espíritus, los progresos ulteriores sirven, igualmente, a quienes regresan para vivir en mejores condiciones, y pueden, de esta manera, perfeccionarse a la luz de la civilización. (Ver Nº 222).
CIVILIZACIÓN
- –La civilización representa un progreso, o, como lo afirman algunos filósofos, una decadencia de la humanidad?
-“Progreso potencial: el ser humano no pasa, repentinamente, de la infancia a la virilidad”-.
-Es razonable condenar a la civilización?
-“Condenad a quien abusa, pero no la obra de Dios”-.
- -La civilización llegará, un día, a tal estado capaz de sanar los males que ha producido?
-“Sí, cuando la moral habrá alcanzado el mismo desarrollo de la inteligencia: el fruto no puede llegar antes que la flor”-.
- –Por qué la civilización no realiza, enseguida, todo el bien que podría producir?
-“Porque los seres humanos precisan prepararse y estar dispuestos, antes, para obtenerlo”-.
-No sería, también, porque al emerger nuevas necesidades, se suscitan pasiones inherentes?
-“Sí, y también porque no todas las facultades del Espíritu progresan al mismo tiempo. Cada cosa, a su tiempo; no podéis esperar frutos perfectos de una civilización incompleta. (Ver Nº 751 y 780).
- –Qué parámetro, en particular, permite reconocer una civilización perfecta?
-“El desarrollo del sentido moral. Vosotros os creéis muy adelantados, porque habéis efectuado grandes descubrimientos y maravillosas invenciones, poseéis mejores viviendas y vestidos que los salvajes. Empero, no tenéis derecho en consideraros realmente civilizados sino cuando hayáis extirpado de vuestra sociedad los vicios que la deshonran, y viváis entre vosotros como hermanos, practicando el bien: hasta ese momento sois, únicamente, pueblos ilustrados, que habéis recorrido, apenas, el primer estadio de la civilización”-.
La civilización tiene sus grados, como todas las cosas. Una civilización incompleta representa un estado de transición, que genera situaciones por corregir desconocidas en el estado primitivo; pero no obstante esto, es un progreso natural, necesario, que trae en sí el remedio a sus males. En la medida en que ella se perfecciona, hace cesar algunos de los males que ha engendrado, y que desaparecen del todo con el progreso moral.
De dos pueblos que hayan ascendido a la cima de la escala social, puede decirse civilizado, en el verdadero sentido de la palabra, aquel en el que exista menos egoísmo, codicia y orgullo; donde los hábitos son más intelectuales y morales que materiales; donde la inteligencia puede desenvolverse con mayor libertad; donde reine más la bondad, la buena fe, la benevolencia y la generosidad; donde se encuentren menos arraigados los prejuicios de casta y de nacimiento, que son incompatibles con el verdadero amor al prójimo; donde las leyes no consagran privilegio alguno, y son iguales para el último como para el primero de los ciudadanos: donde la justicia se ejercita sin parcialidad y el débil encuentra siempre apoyo en contra del fuerte; donde la vida, las creencias y las opiniones del ser humano son más respetadas; donde se encuentra mayor número de personas felices; y, finalmente, donde cada ser humano de buena voluntad tiene la certeza de que contará, siempre, con lo necesario.
PROGRESO DE LA LEGISLACIÓN HUMANA
- –La sociedad podría regirse solamente con las leyes naturales, sin el auxilio de las leyes humanas?
-“Podría, si se les comprendiese bien y se quisiera cumplirlas, por cuanto bastarían. Por sus exigencias, aún les son necesarias leyes particulares”-.
- –Cuál es la causa de la inestabilidad de las leyes humanas?
-“En los tiempos de barbarie fueron los más fuertes quienes hicieron las leyes, y fueron hechas a su favor. Por lo tanto, los seres humanos han debido modificarlas en la medida en que han ido comprendiendo mejor la justicia. Las leyes humanas son tanto más estables cuanto más se acerquen a la verdadera equidad y se identifiquen mejor con la ley natural”-.
La civilización ha creado para el ser humano nuevas necesidades acordes a su condición social. Él, por lo tanto, ha debido regular los derechos y los deberes de esta condición con las leyes humanas; pero, debajo del impulso de sus pasiones, ha creado, frecuentemente, determinados derechos y deberes imaginarios que la ley natural condena, y los pueblos derogan de los propios códigos en la medida en que progresan. La ley natural es inmutable e igual para todos; la humana, en cambio, es mutable y progresiva, tanto que en la infancia de la sociedad ha podido consagrar el derecho del más fuerte.
- –La severidad de las leyes penales es, o no, necesaria en el estado actual de la sociedad?
-“Está claro que una sociedad depravada tiene necesidades de leyes severas; lamentablemente, éstas miran más a castigar el mal cuando ya ha sido hecho que a erradicar las causas que lo producen. Sólo la educación puede reformar a los seres humanos, de manera que no haya más necesidad de leyes rigurosas”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIG: Esta pregunta denota la agudeza jurídica de Allan Kardec y su sensibilidad en torno a la severidad del Derecho Penal que existía en su época, sobre cuya humanización se une, siendo toda la codificación kardeciana un aporte a tal fin, como lo denotan EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS y la obra CIELO E INFIERNO, que reflejan un conocimiento profundo de los valores universales, soporte en el que se fundamenta el Derecho Natural y la Ley Cósmica. En tal sentido Kardec ha unido sus esfuerzos a los de Montesquieu, en el Espíritu de Las Leyes; a los de Cesare Beccaria, en su obra De los delitos y las penas; a los de Victor Hugo, con sus obras Los Miserables y La pena de desencarnación. En España, en el siglo XIX hubo dos grandes pioneras que se destacaron en la humanización del Derecho Penal: Concepción Arenal y Amalia Domingo Soler.
La respuesta que obtiene el maestro Kardec a su pregunta aporta la clave esencial: la educación del ser humano, de acuerdo con los valores universales y el Derecho Natural.
- –Qué podrá inducir al ser humano a reformar sus leyes?
-“La fuerza natural de las cosas y la autoridad de los honestos que les guían en la vía del progreso. Muchas leyes han sido ya reformadas y otras más lo serán. Esperad!
EFICACIA DE LA DOCTRINA UNIVERSAL SOBRE EL PROGRESO
- –El Espiritismo se convertirá en doctrina común, o quedará como patrimonio de pocos?
-“En doctrina común, señalando una nueva era en la historia de la humanidad, por cuanto, encontrándose en la naturaleza, ha llegado el tiempo de afianzarse en los conocimientos humanos. Será preciso, aún, realizar una ardua labor, más en contra de los intereses particulares que de la convicción; es necesario recordar que muchos de los adversarios de la luz temen, no sin razón, de ver comprometido el predominio que ejercen por sus intereses materiales. Pero los opositores de la luz se encontrarán cada día más aislados, y terminarán por pensar como todos los demás, so pena de quedar en ridículos”-.
Las ideas se transforman gradualmente, y no súbitamente: las inadecuadas, van desapareciendo conjuntamente con quienes las profesan, en cada generación y son sustituidas por otras imbuidas de nuevos principios, como ocurre con las ideas políticas. Observad el paganismo: hoy ya no se encuentra persona alguna que lo profese; aún muchos siglos después de comenzar nuestra era se encontraban huellas importantes, que, únicamente, la renovación de los grupos étnicos ha podido borrar. El Espiritismo hace muchos progresos y en tres o cuatro generaciones se habrá consolidado. Su camino resultará más rápido que el de las enseñanzas del maestro Jesús, sobre las cuales se apoya y éstas le abren el camino. Su misión es edificar.
- –En qué manera el Espiritismo puede favorecer el progreso?
-“Superando el materialismo, plaga de la sociedad. La Doctrina permite comprender a los seres humanos donde se encuentra su verdadero interés, de modo que, no estando la vida futura velada por la duda, conocerán la manera de como asegurarse el porvenir mediante el presente. Ayudará a la emancipación de los prejuicios de grupos, castas y etnicidad, iluminando sobre las obligaciones recíprocas que deben unirles como hermanos.
- –Podrá, el Espiritismo, superar la negligencia de los seres humanos y su apego a las cosas materiales?
-“Demostraría conocer muy poco quien pensase que una causa, sea cual fuere, pueda ser transformada por encanto. Las ideas se modifican poco a poco, y se necesitan algunas generaciones para sustituir los hábitos antiguos. Por lo tanto, la transformación se puede efectuar gradualmente, de padres a hijos. Cada nueva generación verá descorrer una parte del velo que esconde la verdad, hasta que la doctrina lo haya disipado del todo. Mientras tanto, aunque solamente se hubiese logrado corregir un solo defecto, en una persona, sería, siempre, un paso adelante que habría hecho, lo cual es un gran bien, por cuanto aquel primer paso le facilitará los siguientes”-.
- –Por qué los Espíritus no han impartido siempre lo que enseñan hoy?
-“Enseñáis vosotros a los niños las mismas cosas que a los adultos? Y, le daríais a un neonato un alimento que no podría digerir? Cada cosa a su tiempo. Empero, han enseñado un gran número de cosas que los seres humanos han dejado de comprender, o han desnaturalizado, pero que ahora pueden entender. Con su enseñanza, aunque incompleta, ellos prepararon el terreno para recibir la semilla que ahora está por fructificar”-.
- –Desde el momento en que el Espiritismo debe señalar un progreso en la humanidad, por qué los Espíritus no lo manifiestan con manifestaciones generales y potentes que convenzan aún a los más reacios?
-“Vosotros quisierais algunos prodigios. Acaso Dios no los esparce a manos llenas sobre vuestros pasos? Y, sin embargo, cuánto de vosotros no las renegáis! El mismo Jesús no convenció a sus contemporáneos. Y, no existen hoy, seres humanos que niegan los hechos más evidentes ocurridos debajo de su propia mirada. No los hay, acaso, que afirman que no los creerían aunque los viesen con sus propios ojos? No! Dios no quiere hacer ver a las personas mediante prodigios, y en su bondad les deja el mérito de convencerse por medio de la razón”-.